Si pensamos en tejones meleros lo más probable es que nos imaginemos a tímidas criaturas de los bosques que gimotean con bonitas caras rayadas. Nada más lejos de la realidad. A pesar de su dulce nombre, los tejones de la miel o tejones meleros tienen más cosas en común con las comadrejas que con las demás especies de tejones. Con su metro de longitud y sus 30 cm de altura, sus cuerpos son achaparrados, fornidos y muy fuertes, y se mueven al trote seguros de sí mismos. Son nocturnos y por lo general solitarios, y debido a su elevada relación entre el tamaño del cerebro y del cuerpo, se les da muy bien resolver problemas.
Los tejones meleros también son luchadores feroces, con
sus gruñidos impresionantes y sus despiadadas embestidas. No se lo piensan dos veces
al hacer frente a las hienas animales
que les quintuplican el peso, con fauces más poderosas que las de un león y
les atacan en el escroto. Hay incluso un testimonio de un trío de tejones que
se unen para cazar a un grupo de siete leones.
El tejón de la miel tiene muchos motivos para ser tan
atrevido. Casi ningún depredador puede ganarle la batalla, gracias a su arma secreta:
su correosa piel. Con más de medio centímetro de grosor, es casi impenetrable
para objetos afilados, como lanzas, aguijones de escorpión y púas de
puercoespín. Como la piel cuelga suelta alrededor de su musculatura, un tejón
de la miel puede retorcerse y hundir sus dientes y garras en la cara de un
atacante.
EI tejón melero, el animal más feroz Es capaz de enfrentarse
a una manada de leones
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