Miles de aletas de tiburón son expuestas al sol para que se
sequen, una vez seca las aletas pueden conservarse durante años, antes de
hervirlas y extraerle las espinas para elaborar la famosa sopa de aleta de tiburón.
La carne de tiburón no vale mucho, pero sus aletas pueden
valer hasta 180 euros el kilo. Los pescadores agarran el animal, le cortan las
aletas y lo tiran de nuevo al mar, vivo donde el tiburón se hunde hasta llegar
al fondo marino.
Algunos cálculos arrojan que más de 100 millones de tiburones
de diversas especies podrían morir cada año, la mayoría para alimentar la
demanda China de SOPA DE ALETA DE TIBURÓN.

La masacre no terminara hasta que la sociedad oriental no se
conciencie y se dé cuenta de los estragos cometidos que están llevando al tiburón a la extinción.
Las prohibiciones no servirán para acabar con este gran negocio hasta que la
gente deje de demandar aletas de tiburón.
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