Desde hace años se sospecha que plantar árboles y reforestar el planeta a gran escala podría combatir eficazmente el cambio climático. ¿Pero de verdad sería tan efectiva esta medida?
Por fin, gracias a un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, liderado por Tom Crowther y
publicado en Science, contamos con datos empíricos que refrendan esta hipótesis: si situáramos árboles
de las especies correctas en los lugares idóneos, esos nuevos bosques serían capaces de atrapar 205 gigatones de CO2 –un gigatón son mil millones de toneladas–, una cifra que representa más de dos
tercios de todo el que el ser humano ha vertido en la atmósfera desde el inicio de la Revolución industrial. Eso sí, esa captura de carbono no sería instantánea, ya que los especímenes de las nuevas áreas forestales tardarían varias décadas en alcanzar el nivel de madurez necesario para ello.
El equipo que realizó esta investigación analizó más de 78,000 imágenes captadas por satélite de
masas boscosas distribuidas por todo el mundo y las combinó con la información disponible en distintas
bases de datos globales sobre las condiciones del suelo y el clima. Así, los científicos obtuvieron un
mapa que identifica 900 millones de hectáreas susceptibles de ser reforestadas, la mayoría en Rusia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil y China.
La reforestación del planeta tendría que hacerse bien, es decir respetando la flora propia del lugar a reforestar, y si allí habitaban bosque antaño. Hay que tener en cuenta que no todo el tipo de suelo es idóneo para reforestarlo con especies arbóreas.
Según Crowther, el presupuesto para esta acción ascendería a unos 300,000 millones de dólares.
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