El dióxido de carbono es el merecido archivillano medioambiental de nuestros días. Las emisiones industriales de este gas constituyen la principal causa del calentamiento global, y afectarán a la atmósfera durante décadas o siglos. Pero los contaminantes climáticos de vida corta (los SLCP, por sus siglas en inglés), como el ozono, el hollín, el metano y los hidrofluorocarbonos no se quedan muy atrás en cuanto a consecuencias negativas.
Asesinos silenciosos. Estos compuestos persisten entre varios días y décadas, y pueden resultar devastadores: entre otras cosas, disminuyen la calidad del aire y son los responsables directos de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Tanto, que se estima que provocan cada año alrededor de siete millones de muertes prematuras. Además, aunque se mantengan durante un tiempo relativamente breve, acaban teniendo un notable efecto tanto en el clima como en la agricultura.
Hidrofluocarburos: Con una permanencia atmosférica que va de meses a décadas, son una verdadera amenaza, estos gases son poderosos causantes del efecto invernadero. Provienen del uso del aire acondicionado, la refrigeración industrial, las bombas de calor, los agentes espumantes, los extintores de incendios, los aerosoles, disolventes...
Dióxido de azufre: Este compuesto y otros óxidos, como el de nitrógeno, tienen su origen en motores, calefacciones, quema agrícola producción de ladrillos, así como en las industrias del gas y el petróleo. Aguantan días y provocan lluvia ácida —eso hace el dióxido de azufre—, aportan un exceso de nutrientes inorgánicos a los ecosistemas y producen daños cardiorrespiratoriosHollín: Cuando cogemos el coche, y calentamos la casa, cocinamos, quemamos bosques y plantas, producimos ladrillos o extraemos gas y petróleo, emitimos partículas de este material que dura varios días en el aire, y causa enfermedades respiratorias, además de ser cancerígeno. También calienta la atmósfera y afecta a las precipitaciones
Ozono troposférico: Al ozono de la zona inferior de la atmósfera le vale con su mes de vida para causar enfermedades respiratorias, ralentizar el metabolismo de las plantas y ser un dañino gas de efecto invernadero. Todo por cortesía del tráfico y el transporte, las calefacciones, los fuegos forestales, las quemas agrícolas y la industria Petrolífera
Metano: Los mayores emisores de este hidrocarburo que persiste diez años en la atmósfera son la industria del gas y el petróleo, las actividades ganaderas, los humedales artificiales —sobre todo, los extensos cultivos de arroz y los tratamientos de desechos y aguas residuales. Su influencia en el cambio climático es la segunda tras la del CO2.
Estas son los principales gases de efecto invernadero, toda una amenaza aéreas medioambiental
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